
VISITANDO MI MURCIA QUERIDA
Hoy escribo sobre algo que me hace especial ilusión. Algo que no sólo me llega muy de cerca por la localización sino porque fue mi primera salida post cuarentena y porque no pude tener mejor compañía que mi prima, la gran fotógrafa Maränwe. Hoy me acompañaréis visitando la ciudad de Murcia.
Cuando nos permitieron movernos entre provincias, no hubo duda de cuál sería mi primer destino, mi querida Murcia. Llevaba meses sin ver a mi familia y amigos y ya tocaba verlos, con distancia y cabeza, pero pudiendo tocarles tras meses de videollamadas en la distancia.
Estuve en varios lugares de la costa, tenéis aquí el artículo sobre algunos de los lugares que visité. Pero también quise redescubrir lugares de mi capital y explorarlos con ojos de viajera. Además, bajé con mi chico que es catalán y que no había visitado casi nada de mi región. En definitiva, fue una excusa para poder hacerme la turista en una ciudad que forma parte de mi.
Sin embargo, está bien que aclare que no soy de la capital, que la chica que se esconde detrás de estas palabras pertenece realmente a una pequeña ciudad cerca de la capital llamada Molina de Segura, por muchos considerada la ciudad de las chuches. No en vano dos de las grandes empresas de producción de estos dulces están en mi ciudad natal. Pero ese es otro tema. Hoy hablaremos aquí de cómo pasar un par de días por la capital disfrutando de lo que se puede ver, hacer y, sobre todo, comer.

Lo mejor que puedes hacer en Murcia, sobre todo si vas a visitarla entre Abril y Octubre es madrugar para conocer la ciudad sin un calor que puede llegar a ser sofocante. ¿Y qué mejor forma de comenzar el día que con un muy buen desayuno característicamente murciano? Pues eso hicimos.
La primera parada no puede ser otra que en uno de los locales más emblemáticos de una de las calles por excelencia de Murcia, la calle Trapería. Drexco es un lugar casi tan antiguo como una servidora, que se caracteriza por sus platos típicos y su comida sencilla pero bien elaborada. Con productos de calidad y bollería hecha en casa, este local te proporciona mucha calidad por muy poco.
Sólo tienes que llegar y cuando el camarero te salude con un “buenos días, ¿qué se te ofrece hoy?”, le contestes “ponme un café con leche y media con tomate”. Él te responderá: “¿te pongo un zumo de naranja natural recién exprimido?” Y esa ya será tu elección. Sin más. Simple y conciso y que abarca toda una cultura y un bagaje local que te sorprenderá. Si no, tómate tu tiempo y escucha las conversaciones del resto de mesas con el camarero. Pero te preguntarás, ¿qué he pedido? Algo sencillo y muy efectivo. Una tostada de auténtico pan con tomate rallado y tu café matutino. Si eres de los que les gusta tomar algo de proteína, pide una catalana y le añadirán un poco de jamón serrano. El precio es realmente barato, sobre todo si vienes de grandes ciudades como Barcelona o Madrid.

Este desayuno con buena compañía y viendo cómo despierta la ciudad por el ventanal, te permitirá hacer tiempo para que abran la primera parada que tengo pensada para tí y que, personalmente, es de mis favoritas. Ha llegado el momento de visitar una de mis joyas, el Real Casino de Murcia. Y no, no te estoy recomendando que le des al juego a primera hora de la mañana, sino que visites una joya arquitectónica que te enamorará.
El edificio, cuya construcción comenzó en 1847, es una mezcla de las distintas corrientes artísticas que coexistieron en la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX en España. Actualmente se considera un monumento de interés cultural y está abierto al público para su visita en su mayor parte. Y digo en su mayor parte porque es un club, y como tal, tiene zonas reservadas exclusivamente para sus socios. Por último, y si te animas, dispone de un restaurante de alta cocina con una gran calidad y unos precios sorprendentemente buenos.
La visita comienza en la misma puerta con una escalinata que asciende hasta unas puertas coloridas que te dan paso al hall donde podrás hacerte una idea de la influencia morisca de la ciudad y podrás adquirir tu entrada con audioguía incluida. Por si te lo planteas, es una visita que merece muchísimo la pena y lo que ves es sólo un aperitivo de lo que podrás encontrar en su interior.

La visita no te llevará más de una hora y eso si te lo tomas con mucha calma. Aprovecha, cámara en mano, y disfruta del momento. Piérdete por la biblioteca, la sala de baile, la de juego, el tocador de mujeres u observa el gran Ícaro que preside el enorme hall que lo conecta todo. Simplemente una experiencia que te encantará y disfrutarás. Créeme.
Al salir, y empapados de un poco de cultura popular, toca disfrutar de las calles rumbo a nuestra siguiente parada, la catedral de Murcia. Para ello, sólo tienes que girar a la izquierda cuando salgas del casino y continuar recto hasta casi topar con ella. Te recomiendo que la rodees, girando a la derecha, dirección al Ayuntamiento a las orillas del río Segura y, desde ahí, cojas la calle del Arenal (entre el ayuntamiento y el palacio episcopal) y entres en la plaza del cardenal Belluga. Como buena fachada barroca, sorprende esta joya no sólo por su altura, que sobresale prácticamente sobre cualquier edificio, sino por su belleza y el buen juego que se hace del espacio, atrayendo a un visitante que, sin preverlo, se encuentra de frente a ella y le deja sin palabras. Así te sentirás tú. Así me siento yo cada vez. Sin duda, uno de los momentos más mágicos que me gusta repetir.
La entrada incluye una audioguía y bien merece ver su interior. Si su exterior te deja sin habla, el interior tiene un ambiente casi místico que, seas o no creyente, te dará paz y te permitirá encontrarte contigo mismo. Además, si tienes suerte de escuchar el gran órgano, será una experiencia única.

Sin embargo, si nos dejamos llevar por leyendas, lo que destaca de esta catedral es la capilla de Los Velez, familia noble y grandes mecenas de la catedral. Por su posición y su patrimonio, no es de extrañar que su capilla sea mucho más grande que la del resto. Tanto que incluso sobresale bastante si lo miras desde fuera. Es por eso que cuentan que la familia buscó una forma de incluirla aún más. Y ahí surge nuestra segunda leyenda y es que se dice que un desconocido se presentó ante ellos diciéndoles que podían hacer una cadena sin cortes que uniría la capilla al resto del conjunto y que quedarían maravillados. En juego estaba la vida del artesano. Y lo consiguió.
El ejemplo de su maestría aún perdura en una cadena que acoge y recoge esta maravilla arquitectónica con el resto del conjunto. Sin embargo, cuenta la leyenda que le costó igualmente la vida tras los recelos del cabeza de la familia Vélez a que pudiera reproducir esa maravilla en algún otro lugar. Sea cierto o simple leyenda, la verdad es que es uno de los detalles que merecen una pausa y un recorrido no sólo por el interior de la catedral sino también por su exterior.

Tras estas dos grandes visitas artísticas, toca continuar con nuestra ruta gastronómica y qué mejor lugar que el Mercado de Correos, un espacio gastronómico a 3 minutos a pie de la catedral que te transporta a otra época a la vez que te ofrece decenas de opciones donde poder degustar comida local y del mundo.
En este fantástico mercado recién reformado y abierto como un espacio gastronómico, podrás encontrar desde comida murciana a mexicana, japonesa, arroces y tipo americana. Es un concepto nuevo donde te sientas y pides comida de todos los puestos que quieras. Mientras lo preparan y sirven, tú sólo tendrás que disfrutar de la compañía y del ambiente. Se trata de una muy buena opción cuando no existe un acuerdo sobre qué comer o te apetece un poco de todos los tipos.
Pero, a pesar de todo, no tomes café. Porque para eso, tengo el mejor café de especialidad que probablemente tomes en toda la capital. Y ese no es nada más ni nada menos que el Cafélab del que ya te hablé en el artículo sobre cafeterías.

Un lugar cafetero desde que entras hasta que sales con una magnífica ambientación y un servicio exquisito donde el café es el centro de todo. Te recomiendo que expandas tus gustos un poco y te animes a probar un frappé o un asiático, un café típico de Cartagena y ciudad de donde es originaria esta empresa. Además, si eres goloso, también tienes tartas y galletas para degustar con tu café. Mi favorita es, sin duda, la Red Velvet.
Una vez estés saciado, toca continuar con todo lo que la ciudad te puede ofrecer. Desde Cafélab (justo en el lateral de la catedral), vuelve al Ayuntamiento deshaciendo tus pasos de la mañana y cruza la calle hasta estar pegado al río. Aquí podrás apreciar el monumento destinado a la sardina en medio del río y admirar el puente de los Peligros y el templete de la virgen que tiene el mismo nombre. Es una escena preciosa donde puedes tomarte tu tiempo y disfrutar de algo de tranquilidad. Después, tómate tu tiempo para cruzar el puente y admirar la virgen desde el otro lado. Y, sobre todo, gírate. Gírate para observar el relieve de la ciudad desde este lado y con la torre de la catedral y la sardina como protagonistas. Sin duda, uno de los lugares más bonitos del recorrido. Desde ahí, podrás visitar el museo hidráulico “Los Molinos del Río Segura” o simplemente ver el molino que hay aún hoy día desde fuera.

Continuando nuestro recorrido, cruza nuevamente el puente hacia el centro y gira a tu izquierda dirección al malecón. Un lugar de paseo que, en época de fiestas, se llena de barracas para degustar pinchos y tomar las tapas más características de la huerta murciana. Los jardines son bastante grandes y dan para un buen paseo donde disfrutar del entorno e ir haciendo apetito para continuar con nuestra degustación de la rica gastronomía murciana.
Y eso nos lleva a tapear a uno de los puntos claves de la ciudad, la plaza de las flores a unos minutos a pie del río y el malecón. Esta plaza, aunque bastante pequeña, concentra un gran número de bares donde degustar auténtica comida murciana. Pero si hay un lugar que destacaría para que no te pierdas entre tanto local, este sin duda sería La Tapa. No en vano, se comenta que fueron los creadores de una de las tapas más populares y representativas de la cocina de la huerta de Murcia y ésta no es otra que la “marinera”. Además, puedes disfrutar también de todas sus versiones posteriores.

Para que puedas entender lo que es, tienes que probarlo, pero intentaré darte una explicación de la jerga que necesitas para saber qué pedir. La marinera es una tapa consistente en una rosquilla con forma alargada, ensaladilla rusa al estilo murciano y una anchoa. Ahora bien, si pides un marinero estaríamos cambiando la anchoa por un boquerón en vinagre. Si no te va mucho el boquerón o la anchoa, te recomiendo que pidas una bicicleta consistente en la rosquilla con ensaladilla solamente. Si no sabes por cuál de las dos opciones decidirte, pide un matrimonio y te pondrán ambos. Por último, y para rizar el rizo, últimamente está saliendo la opción del capitán que es una rosquilla con ensaladilla y atún rojo crudo o marinado.
Como ves, sólo en una tapa hay toda una historia, pero no te dejes abrumar y pídete cositas de la tierra. Añade a tu lista de tapas los caballitos, el pulpo a la cartagena, la magra con tomate, los buñuelos de bacalao, la empanada, el tomate con bonito, el zarangollo, la morcilla de verano, los tigres o la ensalada murciana.

Como postres, prueba el pan de calatrava, la tarta de la abuela o unos paparajotes. Como ves, los murcianos somos gente particular poniendo nombres a las cosas. Igualmente, si tienes curiosidad por saber qué son algunas, te dejo los enlaces a las recetas del blog que ya tienes disponibles.
Sin embargo, si de Pasteles de Carne estamos hablando (otro gran must en tu lista de comidas a probar), debes ir a Zaher o Espinosa, los dos grandes maestros en lo que a este producto se refiere. Desde la plaza de las flores, lo que más cerca tienes es Zaher y ahí debes ir a tomarte un pastel de carne con una caña de Estrella Levante, la cerveza de la región. Dos grandes destacados de nuestra gastronomía que, además, maridan estupendamente.
Una vez cenados, tienes dos opciones. Quedarte por la zona y tomarte una copa en algún local de alrededor o, si tienes coche, dirigirte al Jardín de Sal. Y bien merece que les hagas una visita.
Local apto sólo para mayores de edad, es un oasis en medio de la huerta que no deja indiferente, tanto por el ambiente como por el personal, pero sobre todo, por la decoración. Y es que, como su nombre indica, es un jardín que te recuerda al mar.

Tienen dos zonas habilitadas: una cerca de la piscina con mesas y sillas y otra con arena de mar y asientos bajos donde sentirte como en el mar. En la parte de arriba, hay un restaurante y un mirador por si también te animas.
Sus cócteles son originales y están muy bien preparados. Es el momento de relajarte y disfrutar del ambiente y de la compañía, pero sin excederte que luego toca coger el coche de vuelta. Y ten en cuenta que los fines de semana a partir de cierta hora, y por el volumen de demanda que tienen, cobran una pequeña entrada. Tienes la opción de ir con antelación a dicha hora y no pagarla o, si tienes la oportunidad, ir en cualquier otro día de la semana que estén abiertos. Te prometo que no te arrepentirás de ir.
Y como un día no es suficiente, os dejo el segundo día de mi escapada a Murcia ideal.

