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EL ROSCON DE REYES, EL ORIGEN DEL POSTRE

Ya no lo ponemos en duda. Cada año, en cientos de casas, nos juntamos alrededor de un postre típico y propio del 6 de Enero sin cuestionarnos cuál fue su origen o por qué seguimos las tradiciones que seguimos. En este artículo de investigación foodie voy a tratar de responder a esas preguntas sobre el roscón de Reyes, el origen del postre más particular de nuestras navidades.

¿QUÉ ES EL ROSCÓN DE REYES?

Pero comencemos por el principio. Si estás leyendo esto y no sabes qué es un roscón de Reyes, aquí te lo explico.

El roscón de Reyes es un bollo elaborado con una masa dulce con forma redondeada adornado, normalmente, con trozos de fruta escarchada o cristalizada de colores variados, almendras laminadas y azúcar. Aunque el bollo es tipo brioche y es dulce, normalmente suele gustar rellenarlo con nata montada o crema y, más actualmente, con trufa.

Pero si algo tiene de especial este postre navideño consumido el día de Reyes (6 de Enero) son las sorpresas que guarda en su interior. Aunque hay dos que nunca fallan: el haba seca y la figurita del rey, también encuentras otras figuritas y adornos pequeños que hacen del comer el roscón toda una experiencia compartida con los seres queridos.

Por cierto, aunque en España se conoce como roscón de Reyes, también se le conoce como torta o rosco de Reyes.

¿CUÁLES SON SUS ORÍGENES?

SATURNALES O FIESTA DEL ESCLAVO

Ya sabes qué es el roscón, pero ¿de dónde viene o cuáles son sus antecesores? Vamos a tratar de explicarlo.

En muchos de los archivos que he consultado, comentan que su origen (o su predecesor lejano) podría estar en las fiestas de Saturnalia o Saturnales. Estas fiestas fueron muy populares en la Antigua Roma y en ellas se celebraba el fin de las cosechas de Otoño y el solsticio de Invierno.

En honor al Dios Saturno (dios de la agricultura y la cosecha), se realizaban unas festividades que duraban 7 días (del 17 al 23 de Diciembre) donde todo eran banquetes, fiestas y celebraciones. En muchos casos, se consideran las fiestas paganas en las que se basa la Navidad Cristiana como la conocemos. Para que nos entendamos, estas fiestas eran un mix entre Navidades y Carnavales ya que no sólo se celebraban las fiestas sino que se intercambiaban los roles. Los señores se disfrazaban como esclavos y los esclavos podían vestir los ropajes de sus señores. Todo ello sin temor a las represalias posteriores. Lo que pasaba en Saturnales, se quedaba en Saturnales sin consecuencias.

Entre todas las fiestas y el descontrol de las mismas, existía una que era especialmente popular: «la fiesta del esclavo». Esta fiesta estaba relacionada con uno de los manjares que se servía en las fiestas: el rosco o torta de miel, higos y frutos secos, pero cuyo ingrediente principal era una haba seca. La misma simbolizaba la prosperidad y auguraba un buen año.

Pues, bien, la tradición consistía en que el señor de cada casa compartía este rosco entre todos los que habitaban en ella, incluidos esclavos y sirvientes, y a quien le tocaba el haba seca, se convertía en el rey de la casa por un día. El resto debía agasajarle y rendirle pleitesía y, si era un esclavo, conseguía su libertad por un día. Además, se entendía que el siguiente año sería uno bueno para aquel al que le había tocado el haba.

Tras la conversión al Cristianismo del Imperio Romano, estas fiestas ya no tenían cabida y, como no todos estaban dispuestos a renunciar a sus fiestas, se decidió convertirlas en las Navidades que hoy conocemos. Eso sí, sin toda la juerga y descontrol de la época romana.

LA FIESTA DEL ESCLAVO O LA TRADICIÓN DEL HABA

Pero las fiestas y tradiciones no son algo que puedas erradicar de la noche a la mañana y eso fue precisamente lo que pasó con la fiesta del haba o fiesta del esclavo.

Es por eso que estas fiestas se seguían llevando a cabo cada año en muchos lugares, especialmente en las abadías donde se repartía el rosco entre todos los miembros del priorato. La tradición del rol del rey también seguía, así que a quien le tocaba el haba era el señor del lugar por un día y todos tenían que seguirle la corriente, incluido el abad (máxima autoridad del lugar).

Las fiestas eran más calmadas pero cada persona reaccionaba de una manera diferente ante su nuevo rol de poder por un día y algunos de los novicios se pasaban de listos cuando les tocaba el cargo.

Es por eso, y a diferencia de las fiestas originales, que al día siguiente, si se excedía el «rey por un día» era castigado severamente por el abad. De ahí surge una expresión bastante conocida en España, la de «no seas un tontolaba» o más exactamente «tonto del haba» ya que tenía que pagar las consecuencias de sus actos del día anterior.

Pero, lamentablemente, con el tiempo, esta tradición fue desapareciendo. Sigamos con el roscon de reyes, el origen del postre.

RESURGIMIENTO DE LA TRADICION O INICIO DE UNA NUEVA

Ya sabemos la tradición y origen del roscón y también del haba y de cómo pasó de ser algo bueno a que fuera algo no tan bueno, pero seguimos sin saber de dónde viene la tradición de la figurita del rey tan típica.

Pues bien, aquí he encontrado dos versiones que, aunque podrían ser complementarias, no lo son.

Como ya hemos dicho, la tradición del roscón había desaparecido como tal, pero será durante la época del reinado de Luis XV (también denominado el rey sol) en el siglo XVIII que aparecerá este postre, aunque con algunas variaciones.

Se dice (y aquí es donde hay ligeras diferencias) que fue un pastelero de la corte el que retomó y decidió hacer un gateau (pastel en francés) para el niño rey y agasajarle. Recordemos que el rey sol Luis XV comenzó su reinado con apenas 5 años. Así, el pastelero le preparó un pastel con frutas escarchadas y tipo brioche y, escondió en su interior, una moneda de oro (algunas fuentes dicen que eran rubíes o una joya) para que el rey lo encontrase y se alegrase.

Tanto le gustó que empezó a popularizarse dicha tradición y pasó a conocerse como el gateau du roi (o pastel del rey). Además, se sabe que llegó a España tal tradición a través de Felipe V, rey de España, que era tío del rey Luis XV.

Así mismo, como ya hemos hablado en otras ocasiones, el hecho de que la nobleza comenzara una tradición era garantía de que el resto de la población siguiera el ejemplo y, como era de esperar, no todo el mundo tenía acceso a las monedas de oro por lo que se sustituyó tal bien preciado por otro más económico, la figurita del rey de cerámica. O para el caso, cualquier figurita o bien que se tuviera por casa.

EL MÁS PEQUEÑO CORTA EL ROSCÓN

Una vez sabemos el origen del rey en el pastel (o eso cuenta la leyenda), existe otra tradición en muchas casas que dice que será el más pequeño el que corte el roscón y lo reparta entre los comensales. Pues bien, aunque podemos decir que su origen viene del pequeño rey Luis XV, he encontrado una historia entre los archivos del Gremio de Pasteleros de Barcelona donde señala que fue otro el inicio real de esta tradición tan bonita. Para ello, os tengo que presentar a otro personaje histórico, el cardenal Monseñor de Fleury, primer ministro de Francia en la época de Luis XV.

Se dice que en 1744, con noventa años y delicado de salud, el cardenal andaba afligido por la muerte. Es por eso que su ayuda de cámara junto a sus amigos y el pastelero del cardenal Leprux idearon un plan para animarle. Fue el día de víspera de Reyes que se celebró una fiesta en su casa y cuando llegó el postre, el pastelero presentó un pastel para tal ocasión de forma circular y decorado con frutas escarchadas y azúcar, diciendo que era obligado que el más joven de los presentes lo cortara.

Nuestro cardenal, afligido por no ser el más joven, declinó ser quien lo cortara por acabar de cumplir los noventa. Pero, enseguida, los comensales (obviamente compinchados con el ayudante y el pastelero) empezaron a declinar la invitación de cortar el pastel pues, según decían, tenían más años que el mismo cardenal. Todos aseguraban tener entre noventa y uno y noventa y seis años.

Ante tal sorpresa y alegría, procedió entonces el cardenal a cortar y repartir el roscón y se dice que, desde entonces, los pasteleros elaboran el roscón de reyes o gateau des rois con sorpresa debido a la que se llevó el cardenal por conocerse el más joven de los presentes. Por cierto, tanto al ayudante como al pastelero esto les valió recibir una buena suma del testamento del cardenal.

VUELVE EL HABA O POR QUÉ AL QUE LE TOCA, PAGA

Ya sabemos por qué es el más joven de la casa el que corta el roscón y también por qué tenemos la figurita del rey y la sorpresa de recibirlo. Pero, ¿qué fue del haba una vez que desapareció la costumbre de introducirla allá por la Edad Media?

Si recuerdas, en esa época, se acuñó el término «tontolaba» puesto que el que se coronaba rey de todos por encontrarla, al día siguiente recibía las consecuencias de sus actos.

Pues bien, será allá por mediados del siglo XIX que esta tradición medieval volviera junto con las que ya existían del rey y las sorpresas.

No he encontrado ninguna fuente fiable que nos diga quién o qué fue el causante de recuperar esta tradición, pero lo que sí se sabe es que se retomó con la idea, no de las fiestas de Saturnalia, sino de la época medieval. Y en vez de recibir un castigo por ser el «tontolaba», al que le tocaba el haba debía pagar por el roscón o pastel de reyes que, como bien sabrás, perdura hoy día.

LA LEYENDA CRISTIANA CATÓLICA

Ya lo sabemos todo, pero como esta investigación ha aportado más información, me parecía mal no compartirla con vosotros. Una de las más llamativas fue la leyenda que, en su día, el Catolicismo contó al pueblo para explicar el porqué se tomaba el roscón de reyes la víspera de Reyes y el porqué, al parecer, se guardaba un trozo sin comer del mismo.

La leyenda cuenta que la Virgen María, al ver los regalos tan valiosos de los Reyes Magos al niño Jesús, se lamentó de su pobreza y de no poder ofrecerles nada a cambio y comenzó a llorar. Entonces bajaron del cielo unos ángeles a adorar al niño y, del aleteo de sus alas, se desprendió un polvo fino blanco y, con él y otros ingredientes, hizo un roscón que ofreció a los reyes, apartando un trozo para ofrecérselo a Dios. También cuenta la leyenda que bajaron unos pájaros y se comieron el trozo.

Y esta es la leyenda que se cuenta. Las gentes siguieron guardando ese trozo y se siguió la tradición de ofrecérselo, en vez de a Dios, al primer pobre que llamase a la puerta. Además, también se hizo costumbre guardar un trozo para cada uno de los seres queridos que no podían estar presentes. Se decía que si el trozo se conservaba varios días en buen estado y sin enmohecerse, era señal de la buena salud y el bienestar del familiar ausente.

Como sabes, no puedo comer el roscón de Reyes que se ofrece en las pastelerías por alergias, pero si te interesa sorprender a tus seres queridos estas navidades, te propongo que, como yo, hagas tu propio roscón con mi receta.

¿Conocías algunas de estas leyendas e historias? ¿Cuál te ha llamado más la atención? Espero que te haya gustado el roscon de reyes, el origen del postre y te leo en comentarios.

Código ético: este artículo es fruto de mis investigaciones en diferentes fuentes así como de los archivos del gremio de pasteleros que, amablemente, me han dejado consultar. Si algo no es 100% exacto, escríbeme y lo reviso.

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