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SORIA EN EL PUENTE DE DICIEMBRE

Acabamos de pasar el puente de Diciembre y hemos vuelto a no poder viajar, pero eso a mí no me impide mirar atrás y ver todo lo que sí he viajado y por lo que estoy muy agradecida como mi viaje a Soria hace unos pocos años. Hay decenas de lugares que he visitado y disfrutado enormemente y que ahora os comparto a través de este blog que se ha convertido en mi diario.

Hoy os traigo una de mis últimas escapadas para el puente de los últimos años. Habrán pasado unos cuatro años (aunque a mí me parezca otra vida) que visité uno de los lugares que más me ha sorprendido gratamente a nivel nacional. Éste no no es otro lugar que Soria y sus alrededores. Antes de este viaje, apenas conocía esta provincia y, aunque aún no pueda decir que la conozca, sí puedo decir que una parte de ella es increíble y que algún día, sin duda, volveré.

ORGANIZACIÓN DEL VIAJE

Como viene siendo habitual, y ya te he explicado en mi serie de artículos de CÓMO VIAJAR Y HACERLO MÁS BARATO, en cuanto supe que podría disfrutar de varios días de vacaciones me puse a averiguar lugares que fueran baratos y me dieran la oportunidad de conocer algo nuevo. Al estar registrada en varias cadenas hoteleras en las que me he alojado, sólo tuve que echar un vistazo y descubrí que Paradores tenía una oferta para jóvenes menores de 30 años con alojamiento y desayuno por 60€ para dos personas si te registrabas. No sé si seguirá teniéndola, pero es una oferta muy buena. Estaba decidido entonces, sería Soria en el puente de Diciembre y hospedándome en el parador.

Para los que no conozcáis esta cadena, se trata de una empresa pública de hoteles desde 1928 que utiliza edificios públicos de relevancia histórica (muchos son Bien de Interés Cultural). Para mí, es una oportunidad de aunar dos de mis pasiones: la historia y la hotelería. Así que miré qué había disponible para las fechas que tenía libres y encontré el Parador de Soria que, aunque no es uno de los edificios de Interés Cultural, sí tiene un mirador increíble a viñedos y la zona bien merece una visita. Además, tienen una oferta gastronómica muy interesante que no pude dejar de probar también.

Como entonces tenía coche, el transporte estaba cubierto. Sólo quedaba saber qué haría por la zona así que hice un poco de investigación y me apunté varios rincones naturales para disfrutar de la época otoñal-invernal de la zona interior de España.

PRIMER DÍA

El camino de Barcelona a Soria no tiene mucha pérdida. El recorrido son unas 5 horas tranquilamente y el registro del hotel es a partir de las 16h así que calculé el tiempo (comida en ruta) para llegar sobre esa hora y poder disfrutar de la tarde noche soriana. Tras dejar las cosas en la habitación, me lancé a caminar por el centro y visitar algunos lugares emblemáticos del centro. 

De hecho, en el casco antiguo puedes encontrar mucho patrimonio. Desde las 35 iglesias que aún se mantienen en pie hasta diferentes edificios como los palacios de Condes de Gómara y de los Ríos y Salcedo y varias calles y plazas que te recuerdan a las épocas medieval y renacentista. De hecho, de lo que más me impactó fue su calle Real y su plaza Mayor (con la fuente de los leones) y el paseo hasta la plaza Ramón y Cajal donde realmente pude disfrutar del ambiente soriano y su gastronomía.

Y como buena viajera que soy, “donde fueres, haz lo que vieres” por lo que me propuse cenar con unas tapas de comida tradicional. Y eso incluye, sin lugar a dudas, unos torreznos y unas migas castellanas regadas con un buen vino Ribera de Duero. No en vano estamos hablando de una zona que pertenece a esta denominación de origen (el río Duero pasa por las afueras de la ciudad). Y no nos engañemos, esta es mi denominación favorita. A esto se le suma que, teniendo tan cerca las navidades, el encanto de la ciudad por la decoración era simplemente mágico.

Tras esa cena simple y llena de energía, pude dar un breve paseo por la Alameda de Cervantes (al ladito de la plaza donde encontrarás varios lugares de tapeo) y el Parque de la Arboleda de camino al hotel. Un recorrido por sus alrededores y pronto a dormir para coger fuerzas para el día siguiente.

COMIENZA LA AVENTURA NATURAL

Como ya sabéis, lo que más me gusta de los hoteles, aparte de una buena cama donde descansar, es el desayuno. Pues os prometo que Paradores no defrauda. Está lleno de productos locales tanto salados como dulces. Lo que más me sorprendió es que tenían migas en el buffet así como algún cava y vino para probar. Ya sabéis lo que me gusta probar comidas distintas y fuera de su uso habitual incluso en el desayuno. De mis favoritos en el buffet, sin duda, su tortilla de patatas.

Una vez con el estómago lleno, di un pequeño paseo matutino por el río y por el castillo para disfrutar del paisaje a la luz del día y me puse en camino a mi primer destino del día: el parque natural del Cañón del Río Lobos.   

Se encuentra a unos 45-60 minutos en coche de Soria ciudad. Se puede acceder por tres puntos distintos: desde Hontoria del Pinar en Burgos para acceder a la parte alta, en el puente de los Siete Ojos en Soria para acceder a más o menos la mitad del recorrido y en las inmediaciones de Ucero en Soria para la parte baja del Cañón que es por donde accedí yo. Allí se encuentran los paisajes más espectaculares y donde se concentran las zonas más visitadas. 

De hecho, aunque el acceso es totalmente gratuito y libre, en los aparcamientos de Ucero sí que regulan la entrada de vehículos en los días de mayor afluencia y hay un coste por coche de 4€. Si vas en grupos de más de 20 personas, pueden haber limitaciones por lo que te recomiendo que consultes con ellos directamente.

La razón principal de mi visita era poder ver la esotérica ermita templaria de San Bartolomé así como ver, si era posible, algún buitre leonado que estuviera sobrevolando. Hay varias rutas y muy fáciles de seguir, aunque en su web dicen que algunas plantean cierta dificultad. Yo estuve como unas 5 horas dentro del entorno caminando y descubriendo lugares y no se me plantearon dificultades y eso que soy bastante cagueta y no muy deportista. Así que si yo puedo, entiendo que la mayoría puede sin problemas.

La verdad es que es un lugar espectacular y precioso y que no puedo recomendar más, sobre todo si lo visitas en otoño. Eso sí, ve con agua potable y abrigad@ porque puede que pases algo de frío.

Tras una mañana espectacular, decidí parar por el camino en Burgo de Osma para comer un bocata y disfrutar un poco de todo lo vivido. De hecho, menudo susto me di saliendo del parque ya que se me cruzó un pequeño ciervo que casi se mete en el coche. Realmente no sé quién pasó más miedo si el pobre animal o yo. Suerte que no fue gran cosa y tuvo los reflejos de girar en el último momento. Y sí, fue el animal quien tuvo los reflejos y pudo reaccionar gracias a que yo iba muy lenta (te obligan a ir por la carreterita de acceso a unos 30km/hora). 

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Así que si vas, recuerda que es un parque natural y que tú eres el invitado por lo que recoge tus basuras, trata correctamente la fauna y flora y respeta las señalizaciones y normas establecidas. Se trata de que no sólo tú disfrutes del entorno sino de todos los que quieran y preservarlo para los que vendrán, ¿no te parece?

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Por la tarde, volví a la ciudad pero no sin antes pasarme por el monte Valonsadero. Resulta que muy cerca de la capital, hay una ruta de pinturas campestres que datan de la Edad de Bronce y que son una idea muy interesante si no quieres alejarte mucho de la ciudad. Para ir, lo mejor es que aparques en el aparcamiento superior de la Cañada Honda y disfrutes de un paseo fácil y con indicaciones a través de las 11 muestras que encuentras de estas pinturas. 

Aunque, si me permitís la confesión, la razón por la que paré en primer lugar es lo que me encontré. Había un árbol grande y fuerte al amparo de las adversidades climatológicas rodeado de caballos más o menos sueltos por los alrededores y la estampa me atrapó. No sé si te ha pasado alguna vez de encontrarte un lugar con el que conectas y necesitas parar para respirar su aire y disfrutar de ese momento mágico de conexión. Si es así, espero que puedas compartirlo conmigo en los comentarios. Estoy deseándolo.

Tras esta pequeña rutita y este momento de conexión con la naturaleza, decidí volver al hotel donde cenaría esa noche. Recuerda que Soria tiene unas temperaturas muy bajitas y una vez que se hace de noche es bastante difícil estar en la calle mucho tiempo seguido por lo que si vas a hospedarte por allí, elige algún hotel que tenga salas comunes donde poder jugar o disfrutar del hotel tranquilamente hasta la hora de la cena. En eso, los Paradores lo hacen muy bien ya que tienen diversos juegos de mesa a disposición de los huéspedes.

La cocina del hotel representa muy bien la gastronomía de la zona y una de las cosas que no pude dejar de probar fue su sopa de cebolla ahumada y que lamentablemente no veo en su carta actualmente. Si vas y está en la carta, no dudes en pedirla porque no sólo el sabor es alucinante sino que toda la experiencia bien merece la pena. Pedí también media ración de las famosas migas sorianas que tienen en la carta y, como platos principales, degusté el arroz meloso de rabo de toro y el lomo alto de bacalao asado y fue sencillamente espectacular.

De postre no había duda que probaría la Costrada Soriana, una tarta rectangular con capas de hojaldre crujiente, crema pastelera y nata que decoran con azúcar glass. A veces le ponen almendras así que si eres alérgica como yo, mejor pregunta antes ya que no es la única delicia y habrá algo que puedas comer. También me llamó la atención el helado de mantequilla de Soria que, como sabes, es bien conocida. Como siempre digo, el postre va al corazón y tras las caminatas que te das por la zona, te puedes permitir el lujo de tomar dos postres si quieres.

Terminé la copa del vino con el que cené y a la cama para recuperarme para el siguiente día de mi paso por la provincia.

CONTINUA LA AVENTURA POR LA NATURALEZA

Si el día anterior había desayunado fuerte, hoy tocaba un extra de fuerza adicional para poder mantener el ritmo que me esperaba. De hecho, me llevé la ropa de la nieve porque había muchas posibilidades de encontrarme zonas nevadas dadas las temperaturas y la altitud que iba a coger. Y menos mal que lo hice.

Hoy le tocaba el turno a un lugar con encanto y muy conocido por todos: la Laguna Negra y Sierra de Urbión. Y si no es por otra razón, seguro que recuerdas la serie de El Internado de hace unos años.

Situada a unos 50km al norte de Soria por una nacional en dirección Burgos, realmente el camino no tiene mucha pérdida porque está muy bien indicado. Aunque el coche se puede dejar arriba, en época de alta demanda como verano y festivos tienes que dejar el coche en el aparcamiento del Paso de la Serrá como hice yo. Pero no te preocupes, subir sólo son 2km y también hay un autobús que sube y baja a aquellos que no quieren o pueden hacer ese trayecto por un pequeño coste.

La laguna, de origen glacial, es uno de los tesoros naturales que tenemos y una visita obligada al menos una vez en la vida. Se encuentra en un bosque de pinares y hayedos que te dejarán alucinad@. Toda la orilla de la laguna está bien señalizada y hay unas plataformas de madera para pasar por ellos y así no pisar y estropear la flora del lugar. Desde ella, a unos 1773 metros de altitud, salen diferentes rutas de senderismo que puede llevarte incluso a la cima del Pico de Urbión a 2228m. De hecho, esa era la meta que lamentablemente no pude alcanzar. 

Por las fechas en las que estábamos, la zona estaba bastante nevada y cuanto más ascendía, mayor era la dificultad. Sin raquetas y con mucha niebla como había, tuve que cambiar de rumbo y quedarme en uno de los miradores existentes para poder disfrutar sin arriesgarme a desorientarme y perderme por la falta de visibilidad. 

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Recuerda que, ante todo, tu vida es lo primero y es preferible pecar de cauto a arriesgar lo único que realmente merece la pena, tu propia seguridad.

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Igualmente, descubrí unos paisajes alucinantes y tuve la gran suerte de que la niebla se levantó lo que me permitió tener una visión a vista de pájaro de la laguna y los alrededores. Sin duda un momento inolvidable para mí. Además, con tanta nieve alrededor y mi poca experiencia con ella, no pude evitar hacer mi pequeño muñeco de nieve al que bauticé como Frankie. De hecho, me creas o no, las personas que pasaban empezaron a echarse fotos con mi pequeño Frankie y no pude estar más contenta, no sólo por haber pasado un buen rato sino de ver como otros también lo pasaban. 

Fue un día fantástico que recuerdo con mucho cariño y espero que tú un día puedas disfrutarlo también. Si vas y hay niebla, la experiencia de los años me permite recomendarte que esperes. Normalmente suele levantarse a mediodía por lo que si tienes paciencia y todo el tiempo del mundo, no desaproveches la ocasión. Aquí o en cualquier otro lugar. Créeme, ya me ha pasado más de una vez.

Otra recomendación que puedo darte es que te lleves algo de comer para aguantar el día. Cuando viajo suelo darme un buen desayuno, llevarme unos pistachos, unos bocadillos o plátanos para el día y cenar temprano. Al menos si viajo en invierno. Trato de aprovechar al máximo las horas de luz y estar de vuelta cuando oscurece ya que si no, siento que desaprovecho el día. Me convierto en una europea que almuerza ligero y cena temprano. ¿Y tú, tienes algún truco para aprovechar las horas de luz, sobre todo en viajes de invierno?

Estuve unas 6 horas en la zona y no pude disfrutar más. De vuelta al hotel, me dí una ducha caliente y me preparé para ir a cenar. El hotel me había recomendado un restaurante de buenas carnes y comida típicamente local así que reservé y me fuí para allá.

El restaurante se llama Fogón del Salvador y es conocido por su cocina tradicional con toques vanguardistas. Tiene carne a la brasa y, de hecho, son famosos su cochinillo y cabrito lechal y eso es precisamente lo que probé. Para mí, el cómo sirve la carne, muy tierna y con costra crujiente, fue excepcional. Hay entrantes como los erizos de mar que tienen en esta época y que me encantan. Sé que no son muy de la zona, pero el contraste de algo con sabor puramente a mar me encaja muy bien con el sabor intenso de la carne. Con postre y vino, el precio puede ser algo elevado, pero si te pasa como a mí y no has gastado prácticamente nada en la comida, merece y mucho la pena la visita. Un paseo por el río camino al hotel fue la forma perfecta de acabar un día para el recuerdo.

EL REGRESO A CASA

Tras la última noche en el hotel, y un desayuno fuerte, recogí las cosas y me marché. Normalmente en los viajes suelo dejar las habitaciones temprano para aprovechar las últimas horas y terminar de ver algo que me ha gustado o simplemente repetir algo que me entusiasmó. Esta vez quería aprovechar mi vuelta a casa para hacer un par de paradas que me parecían interesantes.

La primera de ellas fue el Yacimiento Arqueológico de Numancia, situada a sólo 20 minutos en coche de Soria. Al ser día festivo (6 de Diciembre) la entrada fue totalmente gratuita y había poca gente por lo que pude disfrutar de la visita guiada con tranquilidad. Igualmente, la entrada es sólo 5€ (3€ si eres menor de edad o cumples alguno de los requisitos de la entrada reducida). La visita duró aproximadamente unos 90 minutos y bien mereció la pena.

Déjame que te explique algunos detalles de este pueblo milenario si no sabes nada de ellos porque es fascinante. Los numantinos eran un pueblo celtíbero que habitó en la península desde, al menos, el siglo III antes de Cristo y que fueron conquistados finalmente por los romanos en el verano del 133 a.C., no sin antes pasar apuros para ello. 

De hecho, no consiguieron aniquilarlos mediante la fuerza (hablamos de unos 60.000 soldados romanos frente a 4.000 numantinos aprox) y los acabaron sitiando hasta la inanición del pueblo, niños y mujeres incluidos. Los pocos que resistieron el asedio de 11 meses se acabaron rindiendo.

Sin embargo, antes de llegar a esta rendición tras estos meses, hubieron varios intentos de salvar al pueblo y sus habitantes. Un ejemplo de ello fue que algunos soldados consiguieron cruzar las líneas romanas para pedir ayuda que nunca llegó por el miedo que otros pueblos tenían al Imperio Romano. Eso sin seguir tratando durante meses de llegar a un acuerdo con el general romano a cargo, pero dichas negociaciones no fructificaron tal y como te puedes imaginar.

No es sorprendente que la historia de este pueblo tan peculiar y que tanta guerra dio a Roma llegara a la capital y los escritores romanos, movidos en parte por una simpatía hacia el pueblo que luchaba por vivir en paz en su hogar, exaltaron el heroísmo de sus habitantes. Precisamente por sus escritos y por los objetos obtenidos de la excavación es que sabemos tanto de su historia y forma de vivir. 

Durante mi visita conocí un poco más sobre ellos y me resultó un pueblo muy avanzado para la época. Ya entonces construían casas semi rectangulares alternadas de forma que las rachas de viento fuerte no circularan por la ciudad libremente sino que los muros gruesos de las viviendas hicieran de “tope” para frenar la fuerza del viento. ¿Te imaginas pensando eso unos siglos antes de Cristo? 

Sus casas, de hecho, se ordenaban en pequeños grupos dejando espacios libres. Se puede decir que era una ciudad-estado bien organizada que controlaba política y administrativamente un territorio con pueblos a su alrededor. Prueba de su organización es que son precisamente los numantinos los que acuden a Roma para establecer conversaciones de paz y coexistencia que lamentablemente no consiguieron. 

Sin duda este pueblo merece y mucho una visita si te encuentras por la zona. Una vez que acabó la visita y tras un paseo, comí algo ligero en el pueblo cercano y seguí camino a mi siguiente y última visita antes de volver definitivamente a Barcelona.

Y esta parada, algo desviada de mi camino, fue la Sierra de Cebollera. Un lugar precioso en otoño al que no me pude resistir. Este parque natural pertenece a La Rioja y es ideal para recoger setas y para pasear por sus numerosas rutas y senderos de cuento. Aparqué en un parking habilitado cerca, pero si vas ahora mejor échale un vistazo a la web porque quizá necesites un permiso para acceder. 

Yo me decanté por hacer la ruta de las cascadas de Puente Ra que discurre en paralelo al arroyo del mismo nombre y cuya ruta es prácticamente circular. Este camino sale de la Ermita Lomos de Orios donde dejé el coche. Por el camino te encuentras diferentes saltos de agua que originan pequeñas cascadas preciosas y cuyo recorrido no se alarga mucho más de hora y media aproximadamente. Para pasear es muy agradable puesto que no hay mucha pendiente y el camino está bastante despejado rodeado por hayedos y pinares que te regalan los colores típicos del otoño.

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Si vas, recuerda no hacerlo solo, usar calzado y abrigo adecuados, llevar agua suficiente para hidratarte y no salirte de las pistas, respetando la fauna y flora del lugar.

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Tras mi visita, era hora de hacer las horas en coche de vuelta a Barcelona donde acabó este gran fin de semana largo aprovechando el puente.

Espero que te haya gustado y estoy deseando leer tus comentarios sobre el artículo y las preguntas que te he ido haciendo por el mismo.

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