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SAN SEBASTIÁN, CIUDAD DE LA BELLE ÉPOQUE

Como ya os he contado alguna vez, mi trabajo es gestionar el Revenue de los hoteles y durante algún tiempo estos hoteles estaban en la zona norte de España, especialmente en San Sebastián. Sin embargo, nunca había visitado esta fantástica ciudad. Eso cambió en el puente de Noviembre del año pasado cuando se me brindó la posibilidad de visitar los hoteles y también disfrutar de esta ciudad que tanto me encantó y de la que vengo a contaros hoy mi experiencia.

Para que vayas a donde más te interese

ORGANIZACIÓN DEL VIAJE

Como íbamos mi pareja y yo, preferimos ir en coche desde Barcelona ya que tendríamos parking en el hotel. Como alojamiento, no había duda de cuál sería. El equipo del hotel Astoria7 nos acogió en esta primera visita a la ciudad. Sobre qué ver y conocer de la ciudad, nos aventuramos esperando recomendaciones del hotel. Una de las recomendaciones que nos hicieron y que decidimos reservar fue La Perla, un lugar lleno de encanto y relax del que os hablaré para que podáis disfrutarlo en vuestra próxima visita.

Una cosa que nos afectó y que debéis tener en cuenta cuando organicéis vuestra visita es el tiempo. A nosotros nos pilló un puente de tormenta con viento fuerte y agua que nos hizo disfrutar de la ciudad desde un punto de vista distinto pero igualmente interesante. 

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WANDERCONSEJO: Los meses más caros son también en los que mejor tiempo hace. Sin embargo, un truco low cost sería viajar en meses como Noviembre, Diciembre, Enero y Febrero, incluso Marzo. Hay un par de eventos importantes en esos meses, pero seguro que encuentras unos precios mucho más asequibles.

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PRIMER DÍA

Salimos de Barcelona la primera mañana y disfrutamos del viaje en carretera, sobre todo una vez que dejas atrás Pamplona y te adentras en el mágico mundo del País Vasco, con esos colores tan otoñales que me enamoran y que disfruto enormemente. 

Llegamos directamente al hotel en el que aparcamos y nos registramos. Si algo destaca de este hotel es que se trata de un hotel orientado al mundo del cine. De hecho, el hotel se llama Astoria7 porque el hotel ocupa el edificio del antiguo cine Astoria de 7 salas. Cuenta aún el personal del hotel cómo sus padres o sus abuelos les llevaban de pequeños a esos cines para disfrutar de una película en el barrio Amara, muy cerca del río Urumea. 

Por eso, no es de extrañar que todas y cada una de las habitaciones que tienen están dedicadas a un actor, director o personaje relacionado con el mundo del cine y al festival de cine de la ciudad que suele tener lugar en Septiembre. En nuestro caso estuvimos alojados en la habitación dedicada a Audrey Hepburn que, además, es una de mis actrices favoritas de los años 50, esos dorados años de Hollywood. Y además, el resto del hotel presenta unos rincones encantados donde disfrutar y sentirte una auténtica estrella. Todo ello sin menospreciar su cocina y su coctelería, no en vano está situado en una de las mejores ciudades gastronómicas del mundo. De hecho, es la segunda ciudad del mundo con más estrellas michelín por metro cuadrado.

Este primer día iba de trabajo y fuimos a visitar un par de hoteles más para los que trabajaba y así poder conocer el producto y al personal, siempre disfrutando del entorno y aprovechando los momentos de lluvias más fuertes para resguardarnos.

Entre visita y visita, decidimos comer en la Parte Vieja donde sólo pasar te abre el apetito, ya que es la zona de tapas por excelencia de la ciudad. Llena de locales donde comer unos buenos pinchos. Y es que de tapas te puedes alimentar durante varios días y no te cansas. 

Como recomendaciones, disfrutamos especialmente de A Fuego Negro, un local de pinchos vanguardistas que lamentablemente ha cerrado por la pandemia pero espero que puedan reabrir algún día para seguir disfrutando de su cocina; Atari, con sus carrilleras; Borda Berri, con su risotto, o Bar Nestor con su tortilla espectacular. El mejor postre para acabar, sin duda, está en La Viña donde te comerás la mejor tarta de queso que hayas probado en tu vida. De hecho, fueron los creadores de la tarta de queso Viña o de San Sebastián que a tantos encanta.

Tras las visitas y la comida, nos decantamos por ir a visitar el Kursaal y adentrarnos un poco en el barrio Gros con su playa Zurriola, muy conocida por el número de surferos que se concentran para practicar un deporte que a mí me hipnotiza. Incluso podrás ver desde el puente que separa la Parte Vieja de Gros a surferos en la desembocadura del río. Además, tiene unas vistas espectaculares del monte Ulía. 

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Nos quedamos con las ganas de subir a este monte y al monte de Urgull para disfrutar de las vistas desde arriba, pero el tiempo no acompañó así que, si tu puedes, sube por mí y cuéntamelo en comentarios.

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Como empezó a llover bastante, decidimos remontar el río caminando por su margen hasta llegar al hotel. En el camino, nos desviamos para disfrutar de la catedral del Buen Pastor, una catedral del S. XIX increíblemente alta y esbelta de estilo ojival que te recuerda a las iglesias góticas de Francia y Alemania. Como curiosidades, tanto la piedra como la pizarra que se usaron para construirla se trajeron del monte Igueldo. Además, en la fachada principal hay una obra titulada “la cruz de la paz” cuyo autor no puede ser otro que Eduardo Chillida. Autor de otras grandes obras que podrás ver por la ciudad como El peine de los vientos, super famoso y visita obligada si estás en San Sebastián. La visita a la catedral es gratuita.

Tras la rápida visita, y puesto que llovía a mares, nos fuimos al hotel donde llegamos empapados. Una ducha caliente y un cambio de ropa y estábamos como nuevos. La lluvia seguía fuera por lo que nos decantamos por una cena en el hotel (tiene restaurante de carta y cafetería con comida más informal), un cóctel para disfrutar de la lluvia que caía fuera y luego una película en la habitación. Y sí, has escuchado bien. Y es que el hotel tiene más de 100 títulos a disposición de los clientes en recepción y un reproductor en cada habitación para que puedas disfrutar de los mejores películas sin salir de la cama y, por supuesto, nosotros lo disfrutamos con “Vacaciones en Roma”, película protagonizada por nuestra anfitriona Audrey Hepburn.

SEGUNDO DÍA

¿Te suena esta bañera?

Si algo me gusta más que la comodidad de una buena cama de hotel es un buen desayuno. Soy de las que prueba de todo, se salta todas las dietas habidas y por haber y disfruta de dulce y salado por igual. Mi desayuno favorito es un buen café con pan de calidad y unos huevos revueltos. Y luego siempre cae algo más. Si eres como yo, debo decirte que en Astoria7 no te decepcionarás. Tienen variedad y calidad con muchos productos de proximidad y un servicio impecable. Fue un placer para el paladar que disfrutamos y que nos dió fuerzas para el día que teníamos por delante.

Como no habíamos podido disfrutar mucho del exterior el día anterior y, aunque nublado, el día se presentaba sin lluvias a la vista, nos apuntamos a un tour gratuito por el centro para hacernos una mejor idea de la ciudad. Es un truco super bueno para conocer la historia y curiosidades del lugar y muy económico puesto que sólo pagas la voluntad (por favor, pagadles aunque sea 5€ porque os aseguro que bien merece la pena). 

Normalmente hacemos las rutas con una gran empresa que tiene sede en varios lugares, pero esta vez nos decantamos por otra pequeña más local que nos encantó llamada Free Tour San Sebastián. Con ellos pudimos entender mejor las costumbres y la historia de la ciudad como La Tamborrada así como descubrir sus tesoros monumentales como la Iglesia de San Vicente, la plaza de la Constitución o la basílica Santa María del Coro mientras disfrutamos de las calles bajo un cielo amenazante que parecía aguantar.

Cuando acabamos la ruta, y con nuevas recomendaciones gastronómicas, nos fuimos al lugar que tantas ganas teníamos de probar y que no habíamos podido disfrutar el día de antes, La Cuchara de San Telmo. Este local pequeñito se encuentra en una pequeña cuesta accediendo desde la calle 31 de Agosto y os prometo que es de los mejores lugares donde comerás en tu vida. De hecho, según nos contaron, no posee estrellas michelín porque no cumple los requisitos de espacio y servicio en mesa que se requieren, pero que su comida más les vale no una sino varias estrellas. 

Creado por un catalán formado en Lasarte (entre otros restaurantes) y un donostierra formado en el Bulli (entre otros), decidieron darle una vuelta a la tasca típica y crearon este concepto de bar de cuchara cuya pizarra con recomendaciones es el centro de todo. Y menuda pizarra cargada de sabores y tradición con un toque vanguardista que da lugar a una de las colas más largas que verás por la zona. De hecho, te recomiendo que si quieres probarlo, vayas temprano o te quedarás fuera esperando un buen rato. Eso sí, merece la pena. 

Los precios son semejantes a los que encontrarás por la zona, pero la calidad es muy superior. Además, tienen raciones, medias raciones o tapas por lo que te será más fácil probar de todo. Recuerda que no hay mejor manera de regar una comida vasca que con un txakoli y el de aquí es muy bueno. 

Tras la comida, nos dirigimos a por nuestro postre en Casa Otaegui. Nos recomendaron esta pequeña pastelería artesana donde hacen la auténtica panchineta, una tarta elaborada a base de hojaldre, crema pastelera y almendras tostadas. Como sabéis, soy alérgica a varios alimentos, entre ellos las almendras (te recomiendo que leas mi artículo sobre el tema), pero mi chico que sí dio buena cuenta de ella dice que está espectacular así que espero que vayáis a probarla vosotros también y me contéis. Por cierto, no os preocupéis por mí que también dí buena cuenta de un postre con nata que disfruté muchísimo.

Un paseo por el centro nos llevó de vuelta al hotel donde recogimos nuestros bañadores para acudir a nuestra reserva en La Perla, la única actividad que habíamos reservado. Como teníamos margen, decidimos dar un paseo por La Concha y visitar los jardines del Palacio de Miramar, la residencia de veraneo de la Reina Maria Cristina (sí, la de la canción “Maria Cristina me quiere gobernar y yo le sigo, le sigo la corriente…”). 

Y es que ella sola fue la verdadera influencer de lo que hoy día es San Sebastián y lo que representa. Y es que a finales del siglo XIX la regenta comenzó a trasladar la corte a esta ciudad durante el verano para darse los famosos baños en el mar que tan beneficiosos se creían en la época. Eso sí, vestidos y con una serie de medidas para que no fuera vista por miradas indiscretas. 

Sea como fuere, fue la propulsora del auge y consolidación de la ciudad como destino turístico y a la que le precedió una Belle Époque con personajes tan famosos mundialmente como Mata Hari o León Trotsky. Testigos de esa gran época son la mayoría de edificios que aún se conservan como el Casino, el hotel Maria Cristina (famoso por alojar a las estrellas del festival de cine) y la catedral, entre otras muestras.

Tras disfrutar de este paseo, sin olvidarnos del túnel del Antiguo, nos dirigimos a nuestra cita con el relax en La Perla. De hecho, es uno de esos edificios fruto de nuestro auge. Y es que será a principios del siglo XX cuando se cree lo que originalmente se llamó “La Perla del Océano”. Ese lugar, junto a la caseta real de baños, se construyó para que fuera lo más adelantado de Europa en hidroterapia moderna. Sin embargo, en 1910 y dado su pésimo aspecto, el Ayuntamiento dio permiso para ensanchar el paseo marítimo y construir otro edificio mucho más digno al nuevo status de la ciudad. 

Tras un período de decadencia (entre otras razones por la prohibición del juego en la ciudad), será en los sesenta que se reabra al público y gracias al auge de los bailes, convirtiendo el espacio en una Sala de Fiestas. Será ya en los noventa cuando se derribó el antiguo edificio y se creó uno nuevo con bases en la estética original que se mantiene y usa hoy día.

Las entradas del día van desde los 20€, dependiendo de qué día de la semana quieras ir y cuantas horas quieras pasar dentro. Tienen horarios de 2, 3 ó 5 horas. Además, tienen descuento si eres menor de 25 años. También tiene paquetes de experiencias. Te recomiendo que vayas a su web donde podrás encontrar la opción que se adapta a ti. A nosotros nos encantó la experiencia y nos ayudó a relajarnos tras un día de caminata por la ciudad con lluvia y frío. Lo mejor fue que cogimos casi el último pase y había poca gente. Si aún no te has animado, piensa que a nadie le hace daño un poco de mimo de vez en cuando.

Una vez estuvimos relajados y vestidos, nos fuimos a cenar paseando por el paseo marítimo de La Concha al barrio de Gros para cambiar un poco de zona gastronómica. Nos habían recomendado mucho que fuéramos a la calle Peña Y Goñi y especialmente a la Bodega Donostierra de Gros. Y no nos decepcionó en absoluto.

En esta bodega que data también de principios del siglo XX lo que más destaca son las carnes a la brasa y los platillos con productos locales y mucha tradición. Nosotros nos decantamos por un pastel de merluza hecho en casa, una ensalada de tomate y un buen entrecot a la brasa acompañado de pan con tomate. Todo esto regado, como no, de un buen vino y, como postre, una torrija y una buena tarta de queso.

Tras acabarnos el vino con tranquilidad, nos dirigimos dando un paseo por el centro y tomándonos una última copa camino al hotel.

TERCER DÍA

Nuestro viaje llegaba a su fin y tras dar cuenta de un gran desayuno, nos fuimos caminando hasta el funicular del Monte Igueldo. No sin antes pasar por los jardines del Palacio de Miramar y el Peine de los Vientos de camino. Sin embargo, no pudimos acceder a ninguna de nuestras paradas del camino debido a las condiciones meteorológicas. Resulta que estábamos en alerta naranja y tanto parques como zonas peligrosas estaban cerradas para evitar posibles tragedias.

Lo que sí pudimos coger fue el funicular hacia el monte Igueldo. Y es que hay distintas formas de subir al monte, pero ninguna más especial y encantadora que con este funicular del siglo XX inaugurado por nuestra ya conocida regenta Mª Cristina. Su uso fue pensado, y aún hoy día es el mismo, para subir al parque de atracciones del monte y para tener una visión panorámica de la playa de la Concha, el lugar más representativo de toda la ciudad seguramente. 

El precio de ida y vuelta es 3.75€ para los adultos, con descuentos para niños y grupos grandes. Si quieres subir, revisa sus horarios aquí para que sea más fácil y rápido. Además, ten en cuenta que si viajas con niños, el parque se cierra en días de lluvia, como fue nuestro caso. Igualmente, disfrutamos de unas grandes vistas y del viaje en funicular que ya por sí solo merece la visita.

Cuando bajamos, y teniendo en cuenta que la situación meteorológica no hacía sino empeorar, decidimos que ya era hora de iniciar nuestra vuelta a casa. Así que tras una despedida del encantador personal del hotel, nos dirigimos a Barcelona parando en el camino para comer y no sin prometernos que volveríamos a esta gran ciudad un día. 

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