BARCELONA,  CATALUÑA,  ESPAÑA,  TRAVEL

PALAU DEL BARÓN DE QUADRAS

La última de las casas que he visitado gracias a Casas Singulares es el Palau del Barón de Quadras, un palacio en medio de la Diagonal que no te dejará indiferente.

Pero primero, un poquito de historia para ubicarnos antes de entrar en materia, ¿no te parece?

HISTORIA

A mediados del siglo XVIII se hizo evidente que la industrialización tanto del textil como de la fabricación de tejidos de las indias requería de un avance. Junto a esto, y gracias a la mecanización y la nueva red ferroviaria de transportes, se produjo el cambio de una sociedad agraria a una industrial.

En Barcelona, la ciudad bullía y pedía ampliar espacios y modernizarse que no eran posibles debido a las murallas. Es por eso que se decretó el derribo de las murallas que se hizo efectivo en 1854. Con este gran paso se hizo evidente la necesidad de un nuevo modelo de ciudad y es ahí donde, entre todos, surgió ganador el proyecto urbanístico de un tal Ildefons Cerdà, nació el Plan Cerdà al que la ciudad le debe gran parte de su aspecto actual.

Y, aunque seguramente ya lo sabrás, el plan Cerdà supuso la realización de calles paralelas y perpendiculares al mar cruzadas con amplias avenidas diagonales. Los chaflanes también fueron idea suya convirtiendo cada intersección en una especie de plaza. Incluso pensó en las manzanas creando pequeños jardines en cada una de ellas (de lo que realmente poco queda al respecto). En pocas palabras, fue el pensador del Ensanche de Barcelona. Pero entonces vino la Exposición Universal de 1888.

En ella, no sólo se fomentaron cambios urbanísticos sino también culturales y dieron lugar a lo que se conoce como Renaixença. Este movimiento buscaba recuperar la cultura, historia y lengua perdidas y aisladas a principios del s. XVIII y que tuvo su expresión arquitectónica en el Modernismo. Este movimiento anhelaba transformar la sociedad en una más moderna y nacional. Representantes de este período tan barcelonés son Lluís Domènech i Montaner, Josep Puig i Cadafalch o Antoni Gaudí, pero también otros artistas como Ramón Casas y Santiago Rusiñol, entre otros.

LA FAMILIA QUADRAS

La familia Quadras fue una de las familias ejemplo de prosperidad catalana. Y todo comenzó con José Quadras i Prim. Nacido en Vic, fue hijo de un prestigioso escultor de la ciudad que estudió en la Lonja de Barcelona y pensionado en Roma. A su vuelta, abrió un taller en Vic y aplicó su formación neoclásica.

Pero volvamos a José Quadras. Éste, tras su matrimonio con M. Rosa Feliu, se convirtió en el gerente y propietario de la fábrica de hilados de estambre creada en 1840 y pionera en la producción de este material en España. De hecho, le fue tan bien que abrió una segunda fábrica en Sabadell y alcanzó su máximo crecimiento durante la I Guerra Mundial. 

Toda esta prosperidad puso a los Quadras en un lugar privilegiado dentro de la alta burguesía catalana y facilitó que tuvieran una gran casa en Barcelona en la calle Rosellón cerca de Pau Claris para sus estancias en la ciudad.

Pero, si eran burgueses, ¿cómo consiguieron su título noble de baronía?

El primer barón de Quadras no fue José, sino su primogénito Manuel Quadras i Feliu en 1900. El título se lo otorgó la Reina Regente María Cristina, madre de Alfonso XIII. Supuestamente fue otorgado en memoria de un antiguo señorío de 1378 de la familia, pero a mí, personalmente, todo me suena a un tema más relacionado con los ingresos de la familia.

Una de las acciones que hiciera Manuel ya como barón fue encargar a nuestro arquitecto modernista singular preferido, Josep Puig i Cadafalch, la construcción de un castillo del señorío. Y satisfecho con el resultado, le encargó también la remodelación del edificio que tenían en Barcelona, el futuro Palau del Barón de Quadras.

LA CASA Y LA VISITA

El Palau del Barón de Quadras se remodeló entre 1902 y 1906. El edificio ya existía desde 1882 propiedad de un comerciante, pero José Quadras, padre del primer barón, la compró dos años después. 

Fachada Diagonal

De hecho, fue una de las primeras casas que se construyó en la Diagonal pero de espaldas a la misma. Originalmente tenía su entrada por la calle Rosellón y ahí está la originalidad de esta casa. Tiene no una sino dos fachadas, pero me estoy adelantando.

Al momento de la reforma, el Plan Cerdà ya existía y, con él, una de las dos avenidas diagonales proyectadas: la avenida Diagonal. Es por eso, y por la importancia que la avenida suponía para la ciudad, que Puig reformó radicalmente y le dio un giro de 180º a la casa creando un nuevo acceso a la misma por la avenida Diagonal y limitando la reforma de la primera fachada a unos pocos cambios estructurales sin eliminarla ni taparla. Una genialidad en toda regla y una característica destacable en este monumento histórico. 

FACHADA/S

Fachada Rosellón

Como ya te he dicho, tiene dos fachadas y ambas con claros estilos muy diferentes entre sí y para usos distintos. 

Mientras que la fachada de la Diagonal fue construida en piedra tallada que conecta con las casas anteriores, la de Rosellón apenas se arregló y mantiene la tipología de las fachadas del Ensanche sin ser tan recargada o espectacular.

El estilo de Diagonal, muy gótico, es una mezcla entre el plateresco en la zona de las ocho ventas y el balcón flamígero, pero si en algo tienes que fijarte es en el San Jorge y el dragón y el San Miguel con el diablo que se encuentran a los lados de la fachada. De verdad, merece mucho la pena comenzar la visita disfrutando su exterior antes de adentrarse. 

VESTÍBULO

Siguiendo el esquema de la fachada de Diagonal, mantiene un esquema de palacio gótico, con un patio central desde el que se accede por una gran y preciosa escalera tallada en mármol al piso principal y, alrededor del mismo, se accede a las habitaciones principales que reciben la luz del exterior o del mismo patio coronado con una claraboya que deja pasar la luz. 

Con un aire musulmán, verás formas florales y arcos y ornamentos que recuerdan este estilo. Además, en el centro del patio hay una fuente que también te recordará al estilo mozárabe de las zonas del sur de España.

El pasillo que une ambas entradas fue claramente creado para la entrada, por una de las puertas, y salida, por la otra puerta, de los carruajes de la época y coches posteriores. Pero si algo te va a llamar la atención es la puerta que hay en medio de ambas entradas. Una puerta con vidrio templado en formas muy características del modernismo que fue clave para separar ambas entradas, la del servicio e inquilinos por Rosellón de la de los señores por Diagonal.

Por si te lo preguntas… no, no hay distinción entre ambas partes de la puerta puesto que los señores de la casa veían ambas partes y es por eso que ambas tienen la misma estética con sus azulejos y farolas que tanto me enamoraron durante la visita.

SALÓN

La visita continúa en la planta principal donde la familia hacía vida cuando estaba en la ciudad. Recuerda que antes de esta reforma mandaron construir un castillo en Massanes.

El salón es el espacio cuyas vistas dan a la Diagonal, la calle principal. La estancia está separada por una línea de columnas que, a su vez, separan el salón de un segundo espacio en forma de galería. Para ver, pero sin ser vistos. Pero también para lucir sufriendo y es que esta zona que servía para recibir invitados era la parte más fría de la casa en invierno.

Las columnas son de mármol unidas por unos arcos de estilo mozárabe bastante espectaculares pero a mí me llamó más la atención la marquetería (o dibujo) del parqué y los esgrafiados florales así como las paredes forradas de tela.

Además, las ventanas tienen una decoración de vitrales muy bonitas y te dejan ver el exterior. 

Desde la misma galería, tómate un tiempo y observa el mismo San Jorge y San Miguel que has podido observar desde el exterior pero más de cerca.

COMEDOR

Antes de entrar al comedor, fíjate en la pequeña pica o lavabo que hay. Es curioso, pero estamos hablando de una época en la que los avances científicos dan protagonismo a una buena higiene personal. Es por eso que antes de entrar al comedor para comer, tiene sentido poner un pequeño lavabo para limpiarte, ¿no crees?

El comedor, al contrario del salón, se encuentra en la parte mejor orientada para ser caldeada durante el invierno.

Lo primero que te va a llamar la atención al entrar de la sala son tres grandes columnas que, otra vez, separan el comedor de la tribuna o balcón. El gran ventanal da a Rosellón y tiene una decoración floral y unos tonos en azul y lila muy bonitos. 

La puerta de madera que verás comunica con el que fue dormitorio de los Barones pero que no podrás ver. Otra razón para que esta zona fuera la más caldeada en las noches de invierno.

Pero si te adentras en la estancia, y te giras, verás la gran joya de la estancia: la chimenea. Enmarcada entre dos columnas con curiosos capitales, está decorada con metal y en ella podrás ver el escudo de la familia y cerámica reflectante.

¿Lo más llamativo? El pasillo que ayuda a calentar la estancia y que parece sacado de un juego.

OTRAS ESTANCIAS

Por desgracia, la casa ha estado pasando de manos a lo largo de los años y no se conservan ni el baño ni la cocina.

El baño fue una de las primeras “cámaras de baño” tal y como lo entendemos hoy día. Fue de las primeras en la ciudad y era un baño completo con baldosas en las paredes y una decoración en vidrio con esferas de vidrio como ya está en la puerta que separa ambas puertas de acceso a la casa. 

La casa fue adquirida por el Ayuntamiento en 1972 que lo destinó a un Museo de Música. Él fue el causante de la desaparición de la cocina al derribarla para hacer, en los bajos, unos despachos.

La casa ha sufrido otros cambios y ha sido sede no sólo del museo de Música, sino también de la Casa Asia y, finalmente, el Instituto Llull que ocupa el edificio en la actualidad.

El palau del Barón de Quadras es la última de las 6 casas singulares

¿Te han gustado estas casas? ¿Cuál ha sido tu favorita?

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *